El sector energético vive un momento de intensa actividad corporativa. Aunque tradicionalmente se ha considerado un mercado poco dinámico, la sostenibilidad ha puesto en jaque el modelo de negocio de las energéticas tradicionales, obligadas a reorganizar sus estructuras y buscar oportunidades de crecimiento vía adquisiciones en segmentos limpios como energías renovables y nuevas fórmulas de generación. La ecuación la completan los inversores financieros internacionales, interesados en tomar posiciones en los mejores activos y aprovechar las desinversiones de activos non core de los corporates para obtener buenos retornos.
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